Usted es

Quería pasar inadvertido, se había puesto unos anteojos oscuros y caminaba rápido, mirando para abajo. A pesar del esfuerzo, una mujer madura que parecía estar sumergida en una revista lo reconoció. "Usted es…", no alcanzó a completar la frase porque un guardaespaldas se le vino encima antes de que pudiera identificarlo. El pasillo del hospital estaba repleto a esa hora de la mañana. Niños llorando, mujeres con bebés colgándoles del pecho, enfermeras corriendo su cotidiana maratón; la escena de todos los días pasaba como una película frente a sus ojos y él sólo pensaba en verla. Su idea fija era llegar hasta la habitación de ella sin cruzarse con los molestos de siempre. Estaba por abrir la puerta cuando desde adentro salió un tremendo grito que congeló su mano en el picaporte. Superado el impacto, en un segundo logró decodificar ese grito: decía claramente “¡andate!”. Destrozado por lo que consideraba una reacción inesperada, bajó la cabeza y se fue camuflado detrás de un hombre que acompañaba a una niña en silla de ruedas. A mitad de camino no tuvo opción: se le apareció a su paso la misma mujer del pasillo, quien esta vez en lugar de decirle “usted es…” prefirió robarle un beso como módico trofeo. Ahora sí, pensó, sus amigas no podrían creerle que estuvo con…