Los cantantes muertos

Cantan un solo día. Y viven para el resto de la semana. Sin dudar un compás, optan por los domingos, indefectiblemente entrada la tarde, en plena ebullición de la peor saudade. No hacen covers ni standars. Hacen otra cosa (soundcapes de sí mismos, por afinar una definición). Uno tras otro, salen a escena con una soga al cuello y en lugar de aplausos reciben disparos, cuchillos, dardos, escupitajos de calibre punk. Después, la nieve los tapa prolijamente porque siempre es invierno en los shows de los cantantes muertos.