Yendo se escribe así

Un ejército cae derrotado en una batalla que, a priori, se presentaba favorable. Cuando llega la hora de recoger a los heridos, un moribundo alcanza a dejar su última palabra, tal vez dirigida a la mujer que lo espera de vuelta a casa. La palabra está a punto de llegar a destino pero al rozar las siemprevivas del hogar detona y a ella sólo la alcanzan esquirlas de un inesperado silencio. El silencio de él abrazando al de ella.

Panda del minuto

La miro dormir. Desvelado la miro dormir. Con envidia. Hambre, acaso. En esta noche de brazos abiertos ha caído como una gemela para que yo me pierda entre sus escombros más tiernos. A oscuras, la hurgo sabiendo que aún hay fuego en su centro. Luz de giro hacia un bosque que empieza y termina en el sueño que otra vez me deja afuera. En él habita el panda que trabaja un minuto por día para procurarse la miel de su ausencia. Comerla es su instinto. Hablo de mí.