Puro

El realismo, explicaba el portero al alumno del taller literario, es subir una escalera y no decir "estoy más cerca de Teseo". Por si no le hubiera quedado lo suficientemente claro, le hacía abrir una puerta y escribir en su notebook: "Cuando ella se va es necesario que sea yo quien le abra la puerta y no dejarla que salte por la ventana". Eso es realismo puro, subrayó el portero. Mágico sería si, llegado el caso, uno publica un libro y alguien lo usa para llorar o emparejar un piano en que el suena Para Elisa y es la propia Elisa quien le abre al portero.

Navidad, navidad

La muerte nace todos los días. Retorna con ese ruido de autos que se estrellan en su propia música o con el atronador silencio del corazón que se duerme vacío. Viene a cortarnos desde el tallo, a deshojarnos con mano de verdugo. La muerte renace pero no vive, apenas se alimenta de esta nada que somos. Y nunca, nunca le alcanza.

Un vals

Aquellos ciegos que bailaban un vals en la oscuridad cuando nadie los veía, ahora caminan como borrachos por el borde de la rambla. Huelen el agua, mojan los pies como enviando un mensaje, y se ríen de las estrellas, de sus lugares comunes. Cuando empieza a llover, uno desnuda al otro con la precisión de los pájaros carpinteros; esperan que la noche les tatúe el secreto de la luz y los devuelva a su cama negra, a la almohada de sombras. A la noche dentro de la noche.

Children design

Octavio es un niño artesanal. Diseñado genéticamente en coautoría por sus padres y un pediatra de confianza, nació hace ocho meses con 3.250 kilogramos. El margen de error previsto oscilaba los 50 gramos. Octavio es rubio, tiene ojos verdes y rasgos bien definidos, casi femeninos. Hasta cuenta con alma, gracias a un programa directamente enviado por el Vaticano. Por el momento, de lo único que carece el niño Octavio es de corazón; no obstante, sus creadores ya están trabajando para subsanar ese pequeño detalle.