¡Corten!

Noche cerrada. Un viento que apenas despeina. Autos por aquí, autos por allá. Camina a paso lento y encuentra tirada una tijera en la vereda. A pocos pasos, un mechón de pelo rubio. Dos metros más adelante, gotas de sangre. Avanza con temor hacia una puerta. No sabe qué le espera detrás de ella. Cuando está por tocar el timbre sobreviene el milagro. Alguien grita ¡corten! y él, un joven extra con poco futuro, respira aliviado.

En el año del dragón, caballos

En tren de elegir, el exegeta de bigote anchoita destaca del inventor de caballos su obra más perfecta e imperecedera: el de calesita. Incansable, duro por fuera, tierno por dentro, ahí va, siempre dócil para conducir al niño por el ilimitado camino de los sueños. Ya quisiera igual destino el sobrevaluado dragón.  

Dudosa fábula surcoreana

Li Ho Chin es un apicultor de 35 años. No sabe leer ni escribir pero por algún extraño designio puede escuchar y entender lo que dicen las abejas. Una mañana de abril de 1972, en la mismísima cara de Li Ho Chin una de ellas le cuenta a otra que la muerte del apicultor es inminente. Sin mostrarse perturbado, Li Ho Chin vuelve a paso lento a su casa, busca el viejo revolver de su padre, se sienta en la cama y decidido se dispara en el corazón. Li Ho Chin muere desconociendo, entre muchas otras cosas, que las abejas, además de sabias, son peligrosamente mentirosas.

Eso que yo

Compro comida para gatos y no tengo gato. Por cosas así una noche mi mujer se fue con mi mejor amigo y eso que yo no tenía amigos.

Nada pasó

En la foto los perros están acostados bajo la mesa. Sobre la mesa hay un florero y en el florero una marchita rosa blanca. Pienso que ya hace demasiado tiempo que papá no da señales de vida. Mamá, que acaba de escuchar mi pensamiento, sigue preparando la comida para los perros. Hace como que nada pasó. Por eso esta vez no ladra.