Se llaman
y los llaman así: los O. La explicación es simple: son los O porque pueden ser
una cosa u otra. Eso, claro, no les permite sumar contra los Y, que por lógica
y adn siempre son -y serán- más. Incluso cuando los confunden con el cero
quedan en evidencia en cuanto a su falta de poderío. Lo suyo es ganar o perder.
Elegir es su trágico sino.
Uno más, uno menos
Tres
zapatos habían dejado en su puerta. O sobraba uno, o faltaba uno. No pensó si
le calzarían bien ni quién los había dejado allí. Lo obsesionaba determinar si
faltaba o sobraba un zapato. En eso estaba cuando pasó un hombre con muletas.
Rápido de reflejos, solucionó su problema: le obsequió a aquel desconocido el
zapato sin par.
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