Punto final

Donde hasta hace unos pocos años estaba la canchita del barrio hoy se levanta un cementerio privado que apenas cruzar el umbral ostenta un lago pequeño, adornado con un puñado de patos incómodos. En el exacto lugar que ocupaba uno de los arcos hoy se ubica la modesta tumba de un escritor inédito. Dato fácilmente comprobable ya que sus gardenias se dejan ver en una tipografía que bien podría ser una courier, tal vez una garamond.