Segundos afuera

Lisa, casi agua o celofán, al primer round del amor deviene cactus, nena coyote que va del techo a la sed trepada en la liana de su corpiño. Aun así, bestia herida en su propio juego, se repliega a su guarida llevándose en la piel mis espinas rotas. Uñas de la carne compartida. En su boca, el jugo de mi corazón.