tag:blogger.com,1999:blog-145470752024-03-08T03:29:44.238-03:00LA PEREZA<b>"Nuestra obligación es ser testigos aunque no sepamos exactamente de qué" W.G.Sebald</b>Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comBlogger394125tag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-91876291761180451422016-01-23T18:01:00.003-03:002016-01-23T18:05:19.110-03:00Celos en las estatuas<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">U</span></b><span style="font-size: large;">na
procede de Atenas, la otra de Roma. Han sido colocadas de espaldas. La actitud
de ambas, en viaje hasta el museo de Lisboa donde finalmente anclarán,
alertaron a las autoridades. A pesar de la distancia, un entuerto de años aún
irresuelto tensó el vínculo como nunca y hoy no pueden sostenerse siquiera la mirada.
Peor para ellas. </span></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-78227671651120411302016-01-23T18:00:00.002-03:002016-01-23T18:00:35.708-03:00La vida en una pierna<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">P</span></b><span style="font-size: large;">rimero
lo escribo, después lo pienso. ¿Qué pierna? ¿Cuál vida? ¿La mía? ¿La de otro/a?
Sigo sentado. Al no caminar no puedo saber si esa pierna es mía. Como no hay
nadie más en la habitación tampoco podría afirmar que se trate de una pierna
ajena. Por el momento, entonces, la pierna y la vida son mías. Me impresiona. Demasiado, diría. Seguiré sentado. </span></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-30456557139902991052015-08-06T12:20:00.001-03:002016-01-23T18:03:24.062-03:00Los cantantes muertos<div style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: x-large; line-height: 115%;"><b>C</b></span><span style="font-size: large; line-height: 115%;">antan
un solo día. Y viven para el resto de la semana. Sin dudar un compás, optan por
los domingos, indefectiblemente entrada la tarde, en plena ebullición de la peor
saudade. No hacen covers ni standars. Hacen otra cosa (soundcapes de sí mismos,
por afinar una definición). Uno tras otro, salen a escena con una soga al
cuello y en lugar de aplausos reciben disparos, cuchillos, dardos, escupitajos
de calibre punk. Después, la nieve los tapa prolijamente porque siempre es
invierno en los shows de los cantantes muertos.</span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-24867674078071666402015-07-15T22:31:00.002-03:002015-07-15T22:31:41.113-03:00Fue él<div class="MsoNormal">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">L</span></b><span style="font-size: large;">as
cosas claras desde el vamos: el asesino fue el mayordomo. El único enigma a dilucidar
es a quién mató. Ante la ausencia del cadáver no hay tiempo que perder. Mucho
menos esperar que el mayordomo confiese. Hilario es mudo. El detective Sosa
está ante su caso más difícil, a pesar de tener enfrente al asesino aún
chorreando sangre ajena de sus manos. </span></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-18724593492461316602015-06-02T11:47:00.005-03:002015-06-02T11:47:25.177-03:00Los O<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">S</span></b><span style="font-size: large;">e llaman
y los llaman así: los O. La explicación es simple: son los O porque pueden ser
una cosa u otra. Eso, claro, no les permite sumar contra los Y, que por lógica
y adn siempre son -y serán- más. Incluso cuando los confunden con el cero
quedan en evidencia en cuanto a su falta de poderío. Lo suyo es ganar o perder.
Elegir es su trágico sino.</span></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-44917655851656925122015-06-02T11:45:00.001-03:002015-06-02T11:46:21.958-03:00Uno más, uno menos<div class="MsoNormal">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">T</span></b><span style="font-size: large;">res
zapatos habían dejado en su puerta. O sobraba uno, o faltaba uno. No pensó si
le calzarían bien ni quién los había dejado allí. Lo obsesionaba determinar si
faltaba o sobraba un zapato. En eso estaba cuando pasó un hombre con muletas.
Rápido de reflejos, solucionó su problema: le obsequió a aquel desconocido el
zapato sin par.</span></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-18013087247487128872015-04-30T12:43:00.000-03:002015-04-30T12:48:39.507-03:00Un edificio al revés<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="font-size: x-large;"><b>L</b></span><span style="font-size: large;">a noticia asegura que hoy ha muerto otro espeleólogo. </span></span></span><span style="font-size: large; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Su nombre aún no trascendió;
sí su enfermiza afición por el mito de la caverna, aquella alegoría de Platón
que desnudó tempranamente su vocación por auscultar las arterias de la tierra. </span></span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;">Murió en su
ley, se le escucha decir al hombre del café que mira la tele con un ojo y con el otro estudia
a la mujer de rojo que lee en la mesa del fondo. "A mí me falta el aire cuando
veo documentales de esos locos que se meten como si nada a tanta profundidad. Es como trepar un edificio pero al revés, y encima a
oscuras", le dice ella al mozo, que sólo piensa en que faltan diez
minutos para dejar su turno. </span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;">Las estadísticas oficiales son contundentes: ya son catorce los
espeleólogos que han muerto en lo que va del año. Quién podría imaginar que
sean tantos y que estén muriendo uno detrás del otro en distintos puntos del
planeta pero de igual forma: aterrorizados. ¿Cómo es esto? Los investigadores
aseguran que la expresión de terror que tenían en sus rostros cuando fueron
encontrados no dejan dudas de que algo vieron y que ese algo les produjo sendos
paros cardíacos. La oscuridad, escribió algún iluminado del siglo pasado, es
hermana de la muerte. Y vaya que estaba en lo cierto. </span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-71019277571514124352015-04-30T12:37:00.003-03:002015-04-30T12:45:21.461-03:00La sonrisa de Ciorán <div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; tab-stops: 45.8pt 91.6pt 137.4pt 183.2pt 229.0pt 274.8pt 320.6pt 366.4pt 412.2pt 458.0pt 503.8pt 549.6pt 595.4pt 641.2pt 687.0pt 732.8pt;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="line-height: 150%;"><b><span style="font-size: x-large;">V</span></b><span style="font-size: large;">erla daban ganas de llorar. Pero de alegría. </span></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-42857951637037999282015-03-18T12:21:00.000-03:002015-03-18T12:24:34.470-03:00De felicidad, claro<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="line-height: 150%;"><b><span style="font-size: x-large;">A</span></b><span style="font-size: large;">ldo
también tuvo un payaso triste con una lágrima casi a punto de caer. Lo tenía en
el único cuadro que colgaba en su habitación. El resto era un puzzle de dudoso
gusto, que mezclaba un Boca campeón 1977, un póster de Sui Generis y un retrato
falsamente sepiado junto a sus cuatro hermanos. A los 19, cuando se mudó a Córdoba para
ir a estudiar Psicología, Aldo sólo se llevó un recuerdo de su habitación
adolescente: el cuadro del payaso. Lo último que pensaba era colgarlo en la
pensión que compartía con un riojano y un jujeño. </span></span><span style="font-size: large; line-height: 150%;">Sin
demora, el primer día en la capital cordobesa, buscó un baldío y allí, ya sin testigos, arrojó
al fuego al payaso triste. Esta vez, la lágrima caía lentamente de sus ojos. De
felicidad, claro.</span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-79833156528794948902015-03-18T12:15:00.000-03:002015-07-15T22:23:38.252-03:00Lisboa deviene caracol<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">D</span></b><span style="font-size: large;">esde el primer día Lisboa le tuvo fe. No se permitió ni por un segundo dudar de las virtudes de Horacio. Lo cierto es que nadie daba un peso por su caracol. Al paso del molusco, </span></span></span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;">se le reían en la cara, le arrojaban arena a los ojos, le hacían viento con cartones o diarios. Lo humillaban de las maneras más crueles. Sin embargo,
esa sobreactuada hostilidad no menguó ni un poco su confianza. Tenía la meta entre ceja y
ceja. Tres días le llevó desandar ese interminable metro y medio. Lo logró a
pura tenacidad y no poca osadía. Al llegar a la meta, nadie lo esperaba pero
no le importó, bastaba con que estuviera Lisboa para contar su epopeya. Lo que
ni Horacio ni su dueño imaginaron fue el descenlace; el peor, en medio de la silenciosa celebración. Fue cuestión de segundos. Sonó su teléfono, corrió a
atenderlo (lo tenía en la campera, sobre una silla) y sin darse cuenta lo pisó como a una molesta colilla de cigarrillo.
Aquel tremendo crujido lo despierta todas las noches empapado en medio de una
pesadilla. En ella, el que corre es él y el que está a su lado para decirle,
para repetirle que también puede, es Horacio. Hasta que de repente lanza una
carcajada del tamaño de un buey y pisa victorioso a Lisboa como a un desvalido
caracol. </span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-63093202169544894462015-01-19T13:48:00.001-03:002015-08-14T11:26:08.244-03:00¿Eso querías escuchar?<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;"><b>E</b></span><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">ncuentra el muñeco totalmente desarmado. Aunque intentara recomponerlo, ya no volvería a
tener la misma forma, es decir no volvería a ser el mismo. No se trata de un
juguete. Su perro se ha metido con su trabajo: atacó sin más a Tomy, el
muñeco con el que se gana la vida como ventrílocuo desde hace 16 años. Inquieto,
consciente de su error, el perro se acerca y le dice “perdón, me equivoqué.
Estaba celoso”. Con una copa en la mano, más borracha que de costumbre, su
mujer completa la escena. “¿Era eso lo que querías escuchar? Ya está, ya lo
escuchaste”. Si fue ella o el perro, le da igual. Tomy está roto y un muñeco
roto es como quedarse sin voz. O como que te corten la lengua cuando estás a punto de decirle...</span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-74052309428246369412015-01-19T13:43:00.001-03:002015-01-19T13:53:11.880-03:00Tautológico<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;"><b>“B</b></span><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">azar
el elefante”. Tengo el título y no la historia. Hasta que ésta se despierta de
muy mal humor y rompe todo. El final antes que el principio. Un “una vez había”
sin colorado ni colorín.</span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-36345934364766485462015-01-19T13:40:00.006-03:002015-01-19T13:50:09.600-03:00Cuentito anómalo<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;"><b>E</b></span><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">nanos me crecen en la página en
blanco. No árboles, no uñas, no cuentas bancarias. Enanos que ni Blancanieves
se animaría a abrirles la puerta. Enanos de equis metros que desentonarían en
cualquier jardín. Enanos que de grandes nunca fueron chicos. Enanos que no
caben ni en la palabra fin.</span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-47425375479495092782014-11-26T11:32:00.002-03:002014-11-26T11:32:46.367-03:00 A ellos también se les mueren los perros<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><span style="line-height: 150%;"><b><span style="font-size: x-large;">S</span></b><span style="font-size: large;">í,
un día los ves riendo felices, casi una publicidad de dentífrico de tantos
dientes en primer plano. Por lo general ellas son rubias y ellos son famosos. O
al revés. Hoy son nota por un embarazo, mañana por el hijo, pasado por el mini
cooper. Pero otro día la taba se les da vuelta y las estrellas se estrellan, la
luz se les corta y a su tarjeta se la escupe cualquier posnet. A ellos también
se les mueren los perros, dice mi madre con esa agudeza filosófica que opacaría
al pelotudo de Delleuze.</span></span><span style="font-size: large; line-height: 150%;"> </span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-70907480829951364502014-11-26T11:31:00.003-03:002014-11-26T11:31:21.596-03:00Tú tú tú<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;"><b>E</b></span><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">l
teléfono suena en mi cabeza, pero atiende ella. Sin embargo, yo digo equivocado
y por única vez ella me la razón. Cuelgo. Mi soga en su cabeza dice tú tú tú…</span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-52830345765622467072014-11-26T11:29:00.001-03:002014-11-26T11:30:20.887-03:00Padre, bigote & yo<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="background-color: white; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">M</span></b><span style="font-size: large;">i padre sin bigote no es mi padre. Es pero no
es. Vendría a ser un otro yo de sí mismo que no encaja en la cara que de niño
tengo registrada en el legajo "mi padre". Ese bigote, he pensado más
de una vez, nació con mi padre. Debe haber sido –intuyo, porque no tiene fotos
de aquellos años- un hermoso bebé de ojos azules... y bigote. Un bigote
proporcional, acorde al pequeño rostro de un recién nacido.</span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">Su biografía confirma que fueron creciendo juntos
y esa relación simbiótica sólo tuvo, vuelvo a conjeturar, un impasse cuando
padre conoció a madre. Bigote pasó unos días de total desconcierto. No estaba
acostumbrado a que otros labios se posaran sobre él. Sin embargo, al cabo de un
tiempo comenzó a tomarle el gustito. Madre siempre fue de perfumarse bien, de
usar lápices labiales de los mejores. A bigote no le disgustaba quedar por
momentos teñido de rojo, al borde del ridículo, extraño casi. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">Estoy seguro de que cuando nací, o previamente mis
hermanos, bigote sintió que también había llega al mundo un hermanito. Su
hermanito. Así con la primera, el segundo y yo, el tercero. Bigote tenía ahora
tres hermanitos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="background: white;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">Cada vez que padre nos besaba la frente, bigote hacía
lo propio. Por eso, ver venir la cara de padre era ver venir como en un sidecar
a bigote. <o:p></o:p></span></span></div>
<span style="background-color: white; font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;">Después de una vida juntos, sabemos que son, que
somos, inseparables. Mal que le pese a madre. </span>Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-58091051524531443592014-10-01T12:10:00.001-03:002014-10-01T12:10:15.509-03:00El último marinero<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;"><span style="line-height: 150%;">L</span></span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;">a puta de la rotonda, la morocha de raíces rubias y ese
lunar sobre el labio que parece una vaquita de San Antonio, decidió acostarse
con todos, menos conmigo. Un día, una noche en realidad, la enfrento y le
pregunto si es por una cuestión de plata o algo que desconozco. Bajando la
vista, un tanto incómoda, finalmente lo reconoce. </span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;">“</span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;">No es la plata. Te tengo
miedo”, me confiesa sin mirarme a los ojos. Yo no sé si me está tomando el
pelo, pero la escucho mirando con atención cómo sus manos juegan nerviosas con
la cartera. “Una noche con vos me haría terminar en un poema o en un cuento y
eso es lo último que quisiera”, dice y enciende un cigarrillo como si así
pudiera cambiar de tema. Yo le digo que tiene razón. Me voy y antes de que pueda
ofrecerme resistencia, la beso como si fuera el último marinero.</span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-62161662028929352202014-10-01T12:06:00.004-03:002014-10-01T12:06:34.883-03:00El de antes <div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;">L</span><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">a bala le atraviesa el cráneo de izquierda a derecha,
con tanta suerte que en pocos días puede dejar el hospital y recuperarse en su
casa. En apariencia ha quedado muy bien, salvo ese detalle menor de que su
castellano mutó en un alemán bastante marcado. Por lo demás, sigue siendo el
mismo tipo de antes, alguien que eligió la literatura por amor a la palabra. </span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-18056942044389658192014-10-01T12:04:00.002-03:002014-10-01T12:05:11.080-03:00Ray los perdone<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><b style="font-family: Arial, sans-serif;"><span style="font-size: x-large;">A</span></b><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;"> los 48 entierra en el jardín de la casa familiar su
libreta con apuntes, poemas, cuentos, reflexiones, citas. La idea es
recuperarla cuando cumpla 80 años. No contaba con que moriría a los 79. Vendida la
propiedad, obreros que construyen en un sector del patio encuentran unos papeles casi deshechos.
Felices por el hallazgo, pueden cumplir el ancestral ritual: con las hojas de
los escritos de Aldo Lisboa ahora sí podrán encender el fuego para el asado. "Ray Bradbury
los perdone, queridos primates", piensa Aldo desde el más allá.</span></span><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large; line-height: 150%;"> </span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-43566976905114451582014-06-25T12:08:00.002-03:002014-06-25T12:11:38.179-03:00Disyuntiva<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES-AR"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: x-large;"><b>M</b></span><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">e asalta la idea de que adentro de la piedra hay
encerrada una historia. Hasta ahí llego. Para liberarla habría que romper la
piedra y eso, me alerta mi otro yo, implicaría destruir la historia. Que siga
en su lugar sería tanto su bendición como una maldición que nadie develará. </span><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-64668784712566934542014-06-25T12:05:00.003-03:002014-06-25T12:05:57.015-03:00Relación textual<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">E</span></b><span style="font-size: large;">so tuvimos. Nos escribimos. Nos leímos hasta el éxtasis.
Un día dimos vuelta la página. Fue el fin. La tapa de la historia.</span></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-79208327659264786742014-05-28T12:13:00.002-03:002014-06-25T12:10:47.711-03:00Mitades del mismo vaso<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES-AR"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">C</span></b><span style="font-size: large;">on ella la discusión siempre es por lo mismo: qué parte
del vaso elegimos. En la mayoría de nuestras disputas verbales, la mitad llena
suele ser su primera opción, por lo tanto la vacía me corresponde. Y eso sí que
no lo discuto. Estoy convencido de que la vida, el día, el país, ella misma, me
dan razones para no poder llenar esa otra mitad. El único vaso que me permito
dejar al borde es del whisky, a la medianoche, cuando ella duerme y ya no tengo
tiempo (ni ganas) de seguir discutiendo. Mientras apuro el último trago, veo
que le cae esa lágrima a destiempo que no colma el vaso. Lo desintegra,
directamente. </span></span></span><span lang="ES-AR" style="font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-41139319121631477482014-05-28T12:07:00.002-03:002014-06-25T12:13:13.937-03:00El secreto<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES-AR"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">F</span></b><span style="font-size: large;">ue secreto y todos los sabían. Se hablaba de él
desde la mañana hasta la noche. En los bares, en el banco, en los cafés. Hasta los
niños lo comentaban por lo bajo mientras jugaban a las figuritas o a la mancha. Tanto se habló del secreto que pasado el tiempo sólo una persona en
el pueblo no lo sabía. Fue entonces cuando dejó de ser un secreto para pasar a ser
apenas un mero recuerdo.</span></span><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-40971420124344334482014-04-16T11:12:00.002-03:002014-04-16T11:12:25.311-03:00Drama callejero<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES-AR"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">P</span></b><span style="font-size: large;">arado, aburrido, haciendo cola para sacar sus últimos
Roca del cajero automático, ve pasar a dos chicas de entre 20 y 30 años y un
tipo de unos 50 largos, caracterizados para una obra clásica infantil. Van
repartiendo volantes y sonrisas a diestra y siniestra, invitando a los niños y a
sus padres a ver la función de esa noche en un teatrito ubicado donde termina
la calle principal. Los veo cruzar por la senda peatonal y como en un sueño o
la escena lisérgica de una serie de Disney, veo que ese auto que acaba de
frenar en realidad no lo hizo y los atropella. Ahora los veo volar
aparatosamente y caer mezclados con los volantes; sus rostros se retuercen casi
en cámara lenta. Espantoso pero demasiado real. Una niña corre a socorrer a la
Princesa, que tiene sangre en sus comisuras, su padre auxilia al Capitan
Garfield y una mujer con pinta de abuela buena atiende como puede a la joven
pirata. La escena es bizarra, tanto que la mayoría de los curiosos interpreta
que se trata de otra obra callejera, un poco más realista y dramática que de
costumbre, y aplauden con fervor. Al final, no hay quien no deje un puñado de
monedas en el maltrecho sombrero del Capitán.</span></span><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14547075.post-79779070545854880492014-04-16T11:10:00.002-03:002014-06-25T12:01:07.634-03:00Su mueble<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES-AR"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><b><span style="font-size: x-large;">L</span></b></span></span><span style="line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif; font-size: large;">levamos juntos 75 años. Miento, 76. Ultimamente me falla
un poco la memoria. A mi mujer, en cambio, su vista le hace trampas. Ve lo que
no debe ver. O ve otra cosa. A mí no me ve nada bien. En la caja negra de sus
ojos la silla o yo somos lo mismo. Me lo dice siempre: “Entre vos y la heladera
o el lavarropas no hay mucha diferencia”. Hay veces que me ofendo y otras en
que me enternece. Tampoco sirve, debo reconocer, que para guiarse me pregunte
porque yo ya no escucho nada, mucho menos el hilo de su voz. A esta altura lo
único que podemos hacer es tocarnos a manera de guía. Sólo las manos ven,
oyen, hablan por nosotros. Al menos cuando las mías o las de ella estén frías, sabremos
que las del otro serán las que deban marcar el 911 del final.</span></span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%;">
<span lang="ES-AR" style="font-family: "Arial","sans-serif";"><br /><o:p></o:p></span></div>
</div>
Rubén Vallehttp://www.blogger.com/profile/01104060742806975220noreply@blogger.com