Hágase la oscuridad

Magoo y Los Conejos Invisibles es esa banda que todas las noches toca a oscuras. Nadie puede decir éste es el cantante, aquél el bajista, si se los cruzara una vez terminado el show. Su música, pueden corroborar los críticos o cualquiera de sus fans, es tan extraña como curiosa su imagen: suenan como si un puñado de bastones blancos chocaran estrepitosamente después de atravesar un semáforo en negro. Canciones en braile que hablan de túneles, bocas de lobo, corpiños o viudas full time. Lo mejor de su performance llega cuando tocan el último tema y se abre un telón que nadie -salvo los músicos- sabía que estaba allí. En menos de lo que suena un acorde, las luces se encienden de pronto tan poderosas que todos cierran los ojos a la vez y ya no les queda otra que mirar en su interior.