¡Corten!

Noche cerrada. Un viento que apenas despeina. Autos por aquí, autos por allá. Camina a paso lento y encuentra tirada una tijera en la vereda. A pocos pasos, un mechón de pelo rubio. Dos metros más adelante, gotas de sangre. Avanza con temor hacia una puerta. No sabe qué le espera detrás de ella. Cuando está por tocar el timbre sobreviene el milagro. Alguien grita ¡corten! y él, un joven extra con poco futuro, respira aliviado.