Zoofisma II

En el bazar de los elefantes rotos nadie habla porque a su modo todos son culpables. Avalaron con suficiencia la creación de zoológicos de cristal y a su turno decidieron que todos los días serían una buena excusa para brindar chocando las copas con odio. Lo diferente los asustaba como el inminente zumbido de un látigo. Por eso son, por eso serán, tan iguales y tan distintos en la vengativa memoria de los espejos.