Comienzo de la novela que no

Uno es esclavo de sus obsesiones y sólo lo entiende cuando las deja ser. La historia de la monja azul estuvo en su cabeza más de 30 años y un día, uno cualquiera, se decidió a contarla. No ya con un afán de posteridad sino más bien para morirse tranquilo. A Aldo Lisboa le habían diagnosticado un cáncer de pulmón y no le quedaba demasiado tiempo para postergar sueños o meros trámites literarios.