Pasito para atrás

Donde debería colgar un manoseado crucifijo o un banderín de Boca Juniors cuelga un osito desteñido por los años y el smog, con una dedicatoria igualmente cursi. No hay pasajero que no le reclame que lo saque de una buena vez y lo remplace, al menos, por otro peluche. El tiene un explicación que de tan pueril conmueve: "Es lo único que gané en mi puta vida...". Y antes de que se le pregunte cuándo, dónde, su vozarrón reclama una vez más "un pasito para atrás".