Hielo negro

Sería tranquilizador decir que lo había soñado, pero no, lo que había encontrado en el freezer era hielo negro. La imagen fue lo suficientemente fuerte como para cerrar la heladera de golpe y volverla abrir como si en esa segunda ocasión se disipara una primera impresión equivocada, una ilusión óptica pasible de ser corregida. No. El hielo negro seguía ahí. No se animó a tocarlo; lo contempló un largo rato y se decidió por lo más simple, quizás lo único al alcance de su mano: cambiar la heladera.