A los 48 entierra en el jardín de la casa familiar su
libreta con apuntes, poemas, cuentos, reflexiones, citas. La idea es
recuperarla cuando cumpla 80 años. No contaba con que moriría a los 79. Vendida la
propiedad, obreros que construyen en un sector del patio encuentran unos papeles casi deshechos.
Felices por el hallazgo, pueden cumplir el ancestral ritual: con las hojas de
los escritos de Aldo Lisboa ahora sí podrán encender el fuego para el asado. "Ray Bradbury
los perdone, queridos primates", piensa Aldo desde el más allá.