La bala le atraviesa el cráneo de izquierda a derecha,
con tanta suerte que en pocos días puede dejar el hospital y recuperarse en su
casa. En apariencia ha quedado muy bien, salvo ese detalle menor de que su
castellano mutó en un alemán bastante marcado. Por lo demás, sigue siendo el
mismo tipo de antes, alguien que eligió la literatura por amor a la palabra.