Dejó el circo como se deja a una mujer: con la seguridad de
que nada es para siempre. Intentó el olvido manejando un taxi, pintó paredes, vendió
diarios, probó en el correo. Un día, viendo un documental de la National Geographic,
un león miró a cámara y no pudo más. Se quebró como cuando, de tanto en
tanto, se encuentra con su ex. Si ella le habla, le habla el león.