Nieva dentro de la heladera de la familia Rentera. El servicio técnico la vio esta mañana y se declaró desorientado, sin explicación alguna para tal fenómeno. “Señora, no podemos hacer nada”, fue la resignada respuesta del muchacho de la remera rota en la axila. Los Rentera llegaron a Lobos provenientes de Bariloche hace apenas una semana con la intención de radicarse. La heladera fue comprada allá hará unos tres años. Jamás habían tenido un problema con ella pero ahora nieva todo el día, llenando la casa con su imparable producción. Por más que probaron desenchufándola, no hay caso, nieva más que antes. “Para mí, extraña”, dice Julieta con la sabiduría de sus ocho años. Ante la falta de opciones más convincentes, se da por hecho que esa es la verdadera y única razón. La heladera es enviada de vuelta a Bariloche, a la casa de la hermana del señor Rentera. Tarjeta mediante, en 12 cuotas sin interés compran una nueva en Lobos. Aparentemente esta funciona bien, salvo que se considere una anormalidad escuchar música islandesa cada vez que se abre la puertita del freezer.