Rama caída

Carece de gimnasia social. No tiene. No tuvo. No tendrá. Y no le importa en lo más mínimo. Dice: "Soy un caracol feliz transitando una huella indeleble". Por el ojal de su cabeza, día y noche entra y sale una música esférica, un silencio viral así o asá. A su lado, esa mujer anexada a su sexo late y late y ese eco anida para siempre dentro de ella. Afuera, cada hoja que cae duele como una primera vez. Asido a la rama caída no necesita antena. El es la antena.