Los que pescaban
Tenían las manos gastadas, las uñas negras, la mirada desconfiada. Tenían el cuero curtido, el olor del mar penetrado, la lengua en un tic de alerta. Tenían mujeres que los esperaban con la comida caliente y los pies fríos, hijos entrenados para el naufragio, madres con el rosario en la boca. Tenían el viento como un tatuaje insoportable, las mejillas en carne viva. Tenían redes, anzuelos, cañas. Oficio. Toda la paciencia. Tenían el horizonte. Hasta que un día ni eso tuvieron.