El nudista serial

No tiene método ni horario determinado para sus estudiadas apariciones. Lo único que suele repetir son algunos lugares para mostrar lo que él, según reconoció a su abogado, considera un verdadero arte. Algunos especulan que todo comenzó en la facultad con sus estudios de la representación del cuerpo humano. Otros aseguran que de niño fue víctima de un tío abusador. Para su madre se trata de algo mucho más simple, nada vinculado con seudo teorías psicológicas. De chico, recuerda ella, la ropa le producía un molesto sarpullido y él no duraba ni diez minutos vestido. Con el tiempo, la solución se transformó en costumbre y la costumbre en exhibicionismo. Al menos, consuelo pueril, pudo pagar las incontables fianzas con su modesto trabajo de modelo vivo para un puñado de pintores de escaso talento. Y aunque llegó a tener un papel secundario en una famosa película porno de los ‘80, para él no hay nada que se compare a desnudarse en la calle. Ni siquiera esas miradas que dicen más de lo que ven.