El examen
El cadáver les costó quinientos pesos. Pagó ella. Cash. Todavía estaba intacto, con algo de color incluso. No tuvieron que dar demasiadas explicaciones; lo de siempre para cuidar las formas: estudiantes de medicina ante la inminencia de un examen. Por cierto, al tipo de la morgue no le importa un carajo lo que hagan con sus muertos; está acostumbrado a responder, no a hacer las preguntas. Esa noche ella y él comen como reyes. Y por sólo quinientos pesos.