Filo
Estás tomando un café y te ofrecen, como si fuera todo lo mismo, un dvd de Coldplay, una linterna sumergible y un cuchillo azul. Es decir, un cuchillo con mango azul y hoja afilada como pidiendo tajo. Nunca está de más tener un buen cuchillo. Todo borgeano que se precie debería tener uno. Y si de pasiones hablamos, todo corte remite a él. A su antes y su después. A ese Ecuador que divide al Jekyll del Hyde que cada uno disimula como puede. Ese cuchillo azul ahora duerme alerta debajo de mi almohada. Tengo dos opciones: su cuello o su corpiño. Según el hambre de esta noche decidiré cuál de los dos se queda con su filo.