Wikifreak

Convocado como todas las noches por el insomnio y sus narcóticas sirenas, me subo de buena gana al barco de Homero. O traducido en mi idioma, ir a la computadora como a sus piernas, si ella estuviera aquí. Misión en el desvelo de hoy: buscar algo en Wikifreak. Tipeo “Jirafa hasta los pies”. La pantalla me explica: “Agrupación fantasma. Mix de estilos, predominantemente new romantic con sello indie. Líder único. Pensamiento lateral. Su cerebro tiene 17 años y duerme menos que un sereno. Noche a noche grazna cosas como ‘Y ese barco se hundía/ palabra por palabra/ Se hundía/ como una hostia/ en la boca mía’”. Leo también una extraña recomendación: “No busquen su disco. No existe, es apenas una voz interior”. Se sabe, esa es la más jodida, la que da vueltas como un caset girando en torno de una bic negra. He dado con la clave: para el sueño que no llega, invoco a una masajista oriental que se ensucie a lo niño las manos conmigo. Y que parezca un accidente.

Más de tres

El político que leyó más de tres libros fue encontrado muerto con un extraño rictus en sus ojos y una mancha de tinta en medio de la frente. Por años se ocultó la verdadera historia de este inesperado desenlace. Podríamos decir que las conjeturas crecieron a la par del mito, ese malvón agradecido de ver luz. Jamás trascendieron los títulos de esos libros ni los detalles de la muerte, pero en tren de leer bajo el agua todo indicaría que se trató de una venganza de la corporación. Quién era él para ponerlos en evidencia tan aviesamente. Según el forense, cenizas hubo en la boca del político. De acuerdo con su informe, eran de un papel similar al de las páginas de un libro. El parte médico oficial habló en su momento de un simple paro cardíaco; nada que no pueda provocar un poema conmovedor, una novela movilizante, un cuento esclarecedor. O una biografía en la que vivir quepa en apenas tres o cuatro libros.